La cita

Estoy nerviosa y no doy pie con bola...

Doy vueltas por la habitación. ¿Qué me pongo? La falda negra con una blusa informal, el vestido azul o me pongo unos vaqueros con un buen escote. No hay manera de decidirme y sin esto creo que tampoco se como maquillarme. No voy a ir maquillada de rojo putón y vestida formal.

Me meto en la ducha sin dejar de pensar en que me voy a poner, mientras me ducho solo hago que pensar en todo lo que ya he hablado con Nacho, sabemos lo que nos gusta, como nos gusta y casi en los momentos que más nos gusta, pero las citas siempre son imprevisibles, aunque hayas hablado meses nunca pasa como imaginas, pero mi cuerpo reacciona y mientras mis manos llenas de espuma van recorriendo mi cuerpo se me eriza la piel.

Rozo mis pechos y mi sexo palpita. Cierro mis ojos, me acaricio, siento mi calor que en el fondo también es el tuyo, mi imaginación vuela, pero no es el momento.

Me seco el pelo y sin más vuelvo al dilema de la ropa, el armario abierto y la mitad de las cosas que me gustan tiradas por la cama. Llego a la conclusión de ponerme de azul, mi color favorito, pero también el tuyo. Lo hemos comentado cientos de veces como este color nos atrae a los dos. Me maquillo y termino de nuevo de pasarme de nuevo la plancha por el pelo.

Mi mejor sonrisa y bajo en el ascensor.

Hemos quedado en un restaurante, como siempre me pasa en las citas llego la primera, esperando en la puerta miro el móvil, estoy tan nerviosa que aunque miro 4 o 5 veces el móvil no se ni que hora es, me lo pregunta un chico en la calle con una sonrisa preciosa, creo que me ha visto guardar el móvil, pero tengo que sacarlo para poder decirle la hora. Le sonrío, son las nueve y media y se marcha.

Soy unos pasos para un lado de la puerta porque empiezan a dolerme los pies, no estoy acostumbrada a llevar tacones finos y me molesta. Para un taxi en la puerta y sales de él, en ese momento una sonrisa sale de mi, has venido vestido de azul, creo que ambos hemos pensado en las mil veces que hemos hablado de nuestro color y de las veces que hemos hecho fotos vestidos con este color para nuestro álbum común privado.

Me coges de la mano, acariciándola me pides perdón por la espera, contesto con mi tímida sonrisa, no pasa nada, un silencio se hace entre los dos, nos miramos y nos besamos, este momento que tanto he esperado está pasando, tus besos, dulces llenan mi boca, cierro mis ojos y los siento, siento como tu boca se une con la mía, como tu mano no suelta la mía, como nuestros cuerpos se unen y como mi cuerpo se acerca al tuyo, con esa actitud desafiante de.. "si no estuviéramos en mitad de la calle te desnudaba ahora mismo". Terminamos un beso largo, sensible, cariñoso y te miro a los ojos, "creo que nuestra reserva nos está esperando" y entramos al restaurante.

Las conversaciones surgen, hablamos de un montón de cosas, experiencias, personas que nos han acompañado, pero en ambos siempre termina la mirada en el otro con la sonrisa pícara pensando en que necesitamos después. No has quitado tu mano de mi pierna en casi ningún momento y mi excitación crece por momentos. En ocasiones subes más de la cuenta la mano y miro al rededor por si nos miran. En alguna ocasión me preguntas. ¿Nerviosa? y yo sonrío y te digo, para nada.

Casi terminando la cena, me levanto, voy al baño, me retoco los labios y como estoy muy cachonda, me quito el tanga que llevo, cuando vuelvo te beso y te dejo en la mano mi tanga, "Nacho, quiero que esta noche sea inolvidable" y sonríes me devuelves el beso.

Terminamos la cena, el vino hace su efecto y vamos multiplicando las risas y las deshinibiciones. Salimos del restaurante, caminamos y me coges de la mano me frenas y me apoyas en una pared, nos besamos, una y mil veces y cada vez estoy más cachonda, me vuelve loca tu forma de besar, con fuerza diciéndome claramente que ahí eres tú el que manda.

Sueltas mi mano y tu mano se queda en mi pierna, vas subiendo y mi falda se sube con ella, ya no me importa nada, ahora mismo estamos tu y yo. Te miro a los ojos y sonrío, sé perfectamente donde vas, tocas mi entrepierna y me dices "¿Sólo con mis besos estás así de jugosa?" y al mirarte te digo "llevamos calentando demasiado tiempo nuestro encuentro", recoges un poco de jugo de mi, sacas la mano y me metes los dedos en la boca, chupo tus dedos con lascivia mirando tus ojos. Los dejo limpios.

Nos vamos a un bar de copas, bailamos, reímos nos metemos mano y buscamos para jugar con alguien más, nos acercamos a una pareja andan bailando y provocándose entre ellos y nosotros nos ponemos al lado, nos besamos y la pareja hace lo mismo, entre las risas y demás comenzamos una breve charla que calentamos al poco con unos besos entre nosotras..  Un breve comentario de.. "nuestro hotel está aquí al lado" hace que los cuatro recojamos las cosas y salgamos por la puerta..

El hotel es el testigo de los nervios de ellos y nuestra perversión de saber que jugamos con ventaja..

Una experiencia que jamás me hará olvidar la primera  vez que conocí a Nacho.







Comentarios

  1. No hay nada como amarse y aceptarse a una misma. Me refiero a no necesitar a los demás para "ser".
    Bien redactado. :)

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  2. estoesmuyfuerte25@hotmail.com27 de diciembre de 2021, 7:28

    Esos momentos de nervios, morbo e incertidumbre, aún sabiendo perfectamente todo lo que va a ser y lo que no, son auténtica gasolina para vivir

    Pd: tengo debilidad por los vaqueros ajustados y un escote acorde

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